sábado, 2 de abril de 2011

De seres fantásticos... (X)





















Hacía treinta y cinco días que no dejaba de llover. Hacía treinta y cinco días que Toshiro no se movía de la plaza. Inmóvil, la cabeza gacha, la gabardina empapada, los brazos caídos y el ramo de flores derrotado.

Las parejas de amantes habían comenzado a dejar a sus pies pequeños presentes, lazos de colores o mensajes de amor. Creían que Toshiro era algo así como una nueva especie de santo. El primero de un futuro esperanzador. El futuro de un mundo sumergido, de una humanidad inmóvil, de amantes viviendo bajo paragüas, de nuevos santos extraños.

Entonces alguien vino y disparó a Toshiro por la espalda. Dejó de llover y el mundo se detuvo. Desaparecieron los regalos y los lazos. Los mensajes de amor se atomizaron y se incrustaron en el tejido del mundo.

Toshiro echó a andar y una vez en su pequeño apartamento se metió en la cama.

viernes, 1 de abril de 2011

Mapa de la ciudad...


















Gusanos grises circunvalan la ciudad. Dragones en las azoteas de los edificios. Pirámides invisibles.

Esos mismos edificios presentan las manchas de la maldad. Cualquiera puede verlo.

Los solitarios transitan los gusanos. Y cuando regresan a sus edificios siguen sintiéndose solos. Y se asoman a la ventana. Y desde allí dejan caer la ceniza de sus corazones.

Abajo, hay otros hechos de ceniza que añoran el barro que fueron.

Todo está bien atado. Los oscuros hombres son incapaces de escalar las pirámides. Su ojo es un órgano incapaz.

De seres fantásticos... (IX)





















La negociación está bloqueada. Se lo dicen. No lo comprende. Pero comprende que va a morir. Entonces es cuando de verdad lo pierde todo.

No es que ya no valga nada. Es que nunca ha valido nada.

Respira. Bufa. Está esposado a una viga. Se transforma en una cucaracha, un insecto. Se salva.

Formas del horror... (XXIII)

















El golpe de un cubierto sobre la mesa. A su alrededor, silencio. Y unas miradas que no miran, sino para adentro. Algo pasa por el espacio entre el techo y las cabezas.

Podría sonar un piano. Pero sólo suena la rotación del planeta.

Micropulp... (IV)

















Un ventanuco en el sitio indicado es un acceso al infierno.

De seres fantásticos... (VIII)





















Muerto en una habitación ridículamente pequeña.

El escritor le sacaba punta a todo. Y tenía fantasmas guardados en una caja. De vez en cuando se desencajaba la cabeza y se la sacaba y la ponía en la mesita a descansar. Y se tumbaba con el resto del cuerpo en la cama, y a veces en el suelo, como remontándose generaciones atrás.

La verdad sea dicha: todo sea en nombre de la emoción.

Kaputnik...






















Cuando volvían los astronautas, los refugiaban en Hoteles. Cuarentena decían. Decían que había que ver. Les ponían en Otro lugar parecido a La Luna. Les ponían Putillas & Drogas. Y los astronautas comenzaban a Escribir poesía. Y eran bellos poemas. Sobre Cosas que Nadie había visto. Ni llegarían a ver. Y lloraban por ello. Luego Lloraban por Esto Y Por Lo otro. Las putas lloraban sobre sus penes Tiesos. Después se las chupaban.

Ellos eyaculaban pequeñas eyecciones de Rocas lunares.

Formas del horror... (XXII)


















El niño está bajo la cama. Pasa horas enteras bajo ella. Contando los muelles del colchón.
De vez en cuando, pasan por su campo de visión Terribles Patas Y Pezuñas.
Algunas veces es su papá, otras su mamá. Otras veces es un abejaruco