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miércoles, 21 de septiembre de 2011
Formas del horror... (XXIV)
La noche era hermosa. La Luna llena iluminaba al mundo, brillando clara entre las montañas. Entonces lo vi, y mi entendimiento se negó a creerlo: el colosal ser surgido de las profundidades, que de un fabuloso salto se tragó el satélite. Condenando a nuestro planeta a una oscuridad eterna.
viernes, 1 de abril de 2011
Formas del horror... (XXIII)
El golpe de un cubierto sobre la mesa. A su alrededor, silencio. Y unas miradas que no miran, sino para adentro. Algo pasa por el espacio entre el techo y las cabezas.
Podría sonar un piano. Pero sólo suena la rotación del planeta.
Formas del horror... (XXII)
El niño está bajo la cama. Pasa horas enteras bajo ella. Contando los muelles del colchón.
De vez en cuando, pasan por su campo de visión Terribles Patas Y Pezuñas.
Algunas veces es su papá, otras su mamá. Otras veces es un abejaruco
jueves, 31 de marzo de 2011
Formas del horror... (XXI)
El interior es mayor que el exterior. El contenido que el continente. Ya no le extraña nada. Son ya demasiados años de perseguir sombras. Señales tan pequeñas como guijarros. Todo el río está lleno de ellos.
Coge la pistola y apunta al cielo; apunta al frente y después dispara hacia el interior. Quiere acabar con todo ello.
Una bala no basta. La serpiente lo consuela.
martes, 29 de marzo de 2011
Formas del horror... (XX)
En los primeros días de primavera uno va y se asoma a la ventana del tragaluz y se fuma un pitillo y las gordas gotas de lluvia caen y él piensa que ya estaba a salvo del invierno. Y entonces empieza a invadirle la sensación de que no. De que a salvo se está a lo sumo una ó dos veces en la vida.
Se traga lo que le queda de la cerveza. Apura el cigarrillo y baja de malos modos la guillotina de la ventana. Unos ruidos guturales salen de algún piso allá arriba.
Ya da igual. La luz de la farola se cuela en su casa y todo parece espectral.
lunes, 14 de marzo de 2011
Formas del horror... (XIX)
En los espejos viven cosas que fueron deseadas demasiado.
En los días soleados, cuando el sol cae de plano, los espejos se abren y uno puede meter la mano y puede coger lo primero que toque. Será para él. Pero nunca hay que ir demasiado lejos y meter la cabeza o el cuerpo entero. Uno quedaría atrapado en él y habría que esperar a que otro consistiera en dar su realidad o su vida a cambio.
martes, 1 de marzo de 2011
Formas del horror... (XVIII)
Nadie sabía a qué se dedicaba aquella persona singular. Toda su actividad parecía consistir en hacerse fotografiar con todo aquel que consintiera en ello. Pasaba horas enteras inquiriendo a los vecinos y transeuntes para que posaran junto a él, y cuando alguien consentía el hombre les saludaba cortésmente sacándose la chistera e inclinando la cabeza. Esto parecía hacerle feliz ya que algo parecido a una sonrisa se adivinaba bajo su enorme bigote pasado de moda.
Mas al revelar las fotografías, en su rostro podía intuirse una mueca de romper a llorar. Quien quisiera podía encontrarle siempre en el mismo lugar: en el cruce de dos calles, un sitio que había perdido el color y se había convertido en un rincón en blanco y negro.
Formas del horror... (XVII)
LA CANTANTE BORRACHA CAYÓ BAJO
El mejor momento del día llegaba cuando el señorito la llamaba. La vieja dama de la canción se arrastraba hasta el piano, vistiendo el delantal y la cofia; la botella de anís en la mano. sonaban las notas y ella cantaba con su voz almidonada canciones de gallinero y palomar. Los invitados se reían, pero ella, ante su audiencia, no dejaba de repetirse: "Ego sum lux mundi". "Yo soy la luz del mundo".
Formas del horror... (XVI)
¡ALELUYA!
El polvo lo había cubierto todo hacía tiempo. Había cubierto las botellas, había cubierto las copas vacías y había cubierto el mostrador del bar. Y a pesar de que los últimos clientes se habían marchado tiempo atrás, ellos continuaban allí; detenidos en el mismo gesto, esperando no sabían qué. El elegante camarero tras la barra esperando lo suyo con una mueca severa, y el empecinado cliente viendo como el polvo caía su copa de brandy. No se habían dirigido la palabra desde 1.980.
Formas del horror... (XV)
Estaba dentro de lo posible que aquello sucediera. Había soñado demasiadas veces con ello...Entonces el avión apareció en el cielo, cayendo en picado; oscureciendo la tarde; creciendo ante sus ojos y rugiendo cada vez más cerca; peinando las azoteas de los edificios del barrio; imparable en su caída hacia el joven. Podría decirse que guiado por una consciencia. Un plateado enviado del sueño que amenazaba muerte y destrucción. Nadie podría salvar al muchacho. Excepto él mismo y su deseo de detener al asesino alado.
Quedó colgado en el vacío.
Formas del horror... (XIV)
FOTOGRAFÍA MÁGICA
Ya que los botes, a punto de naufragar, se movían directamente hacía la cámara, el movimiento pudo ser congelado a I/250.
Cinco personas salvaron la vida gracias a ello.
Formas del horror... (XIII)
EL PEOR CUMPLEAÑOS DE TODOS
En la fotografía de la sección de sucesos se podía ver bien a las claras, aunque parecía que nadie se hubiese dado cuenta: el cuerpo sin vida del joven aun tocado con el gorrito de fiesta de cumpleaños. En su mano izquierda aferrado el teléfono móvil, pegado a la oreja; en la diestra un vaso con ginebra. A sus pies una hoja de cuaderno con números, en su mayoría tachados. Sobre la mesa, derramada, una ensaladera con ponche, globitos y una bandeja con sandwiches que comenzaban a estar rancios.
lunes, 28 de febrero de 2011
Formas del horror... (XII)
UN ARTISTA GENIAL
Se cree un gran artista: cada noche baja al sótano y revela sus fotografías. Siempre de mujeres. Toma las pinzas, toma el líquido, toma una cubeta, dos, tres y cuelga la foto en la cuerda de tender.
Después descubre que no es tan gran artista como cree, pues todas sus modelos aparecen horribles; ojos desorbitados, muecas terribles y evidentes signos de muerte por asfixia.
Formas del horror... (XI)
CONFIANZA EN LA PALABRA
En aquel cuarto de baño estaba sucediendo el peor episodio de su vida: el hombre le había esposado y le encañonaba con una pistola. Comprendía que su vida había llegado al final y balbuceó:
-¿Vas a matarme?.
-No, no voy a matarte. -Contestó su agresor. Y acto seguido comenzó a golpearle con la pistola en la cara y en la cabeza, provocándole abundante sangre y un terrible dolor.
Mas aquellos golpes, para él, no eran sino el ruido de la vida; aun podía oír y sentir. No le importaba el dolor, pues era una muestra de que aun vivía y, la confirmación de la palabra dada.
Recibe la paliza de un cierto buen grado.
Formas del horror... (X)
EXTRAÑOS CUIDADOS
Cada mañana al amanecer se despertaba antes que ella. Con cuidado abría el pequeño cajón de la mesita de noche y tomaba un minúsculo frasco entre sus manos. Apartaba entonces el edredón y se deslizaba hasta el suelo. Como un ladrón gateaba por la alfombra hacia su mujer, en el otro lado del lecho; contenía el aliento y delicadamente recogía en el frasquito las cálidas lágrimas que resbalaban del rostro de su esposa.
Más tarde bajaba al jardín y con aquellas lágrimas regaba los hermosos rosales que a ella le gustaba disfrutar.
Formas del horror... (IX)
AQUEL QUE VE A SU DOBLE DE FRENTE DEBE MORIR
En el Londres de 1989 un joven español huye enloquecido de lo que parece ser una sombra humana. Visto desde la cercanía la sombra se revela como un doble perfecto del joven español. Unos cuantos espectadores se lanzan a perseguir al perseguidor. Pronto se percatan de que a su vez están siendo perseguidos por nuevas sombras, dobles perfectos de sí mismos.
Es tarde para darse cuenta de que ya están muertos.
Formas del horror... (VIII)
Abrió la mano, y en su palma pudo verse el minúsculo agujero negro que obligaba al Universo a replegarse sobre sí mismo, concentrándose en un único punto y siendo tragado por ese mismo agujero.
Mas una vez desaparecido el Universo muchos otros aparecieron en una delirante geometría sin fin, así que el Mago decidió cerrar su mano y dar por terminado aquel asunto.
Formas del horror... (VII)
En aquel baile de disfraces todos llevaban varias máscaras más bajo la máscara principal. Pero daba igual, ninguna de aquellas máscaras podía ocultar sus verdaderas intenciones: la desesperada búsqueda de una identidad que siempre les era arrebatada por una ilusión aun mayor.
Formas del horror... (VI)
Abrió los ojos y la primera luz del día fue una presencia delicada: los rayos solares se enredaban jugando en las cristaleras de la balconada; flotaban las cortinas, brillantes y aureoladas, llevadas por una brisa de oro. Y más allá el jardín que comenzaba a ser bosque...
De repente supo que aquel sería el peor día de su vida.
Formas del horror... (V)
Descorrió las cortinas y lo vió ante ella: el mar embravecido enviaba sus olas a romper contra el hogar. Pero sin embargo la mujer no se asustó: abrió las ventanas y las aguas de detuvieron.
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