jueves, 3 de marzo de 2011
De seres fantásticos... (II)
Ya no puede dormir si antes no ha bebido el suficiente alcohol. Necesita descansar. Bebe, y entonces duerme. Pero sus sueños son agitados, insensatos, y le impiden descansar bien. Se le seca la boca, le arde el estómago. La cabeza se le embota. No vale para nada.
Por la mañana, a su lado en la cama, encuentra el rastro sudoroso de si mismo. De su vida echada a perder. Durante todo el día carga con el agotamiento de su imposibilidad.
Una noche vuelve a fijarse en la sombra doble en la pared. Se planta ante ella y por fin toma la decisión de introducirse en la grieta.
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