La Neisha conoce su trabajo a la perfección. No hay otra como ella.
Educada en las antiguas tradiciones aprendió a levitar a los cinco años. Atravesar la materia le llevó tres más. Después aprendió los cantos secretos que se escuchan con el tacto. Le llevó cuarenta años aceptar que estaba muerta.
Hace dos días que fue besada por primera vez.
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